viernes, 19 de noviembre de 2010

Mara

“¿Dónde estás cuando más te necesito?”, eso fue lo que pensó Mara al verse perdida en una ciudad que apenas conocía. No era ni grande ni pequeña, ni divertida ni peligrosa. Era como un barrio grande, con muchas casas y pocas tiendas. Todo el mundo corría de un lugar a otro, sin mirar a nadie, pero mirándose las espaldas. ¿Miedo? Pensaba Mara cuando veía a la gente que miraba quién iba detrás suya.

Quizás se tendría que preocupar por eso, pero ese no era el momento. No, ahora lo que quería era encontrar una calle conocida cuanto antes. Una casa peculiar, un árbol curioso, una parada de autobús. Algo que la guiara.

Lejos de agobiarse, Mara empezó a disfrutar del paseo. Se dijo a si misma “más vale que me quede con los detalles por si vuelvo a pasar por aquí no creer que me he perdido”- Por que…¿y si había pasado ya por ahí pero no se acordaba?

¿Le podía haber pasado eso? Un pinchazo le revolvió el estómago. ¿Se estaba convirtiendo en una de ellos?, ¿estaría empezando a mirar solo las baldosas del suelo para no caerse y a sus espaldas para protegerse en vez de mirar las caras, las puertas, las hojas del suelo, los cubos de basura, las ardillas…?




***

1 comentario:

Elena dijo...

Sorprende la capacidad que tiene el ser humano de adaptarse... Al principio la novedad puede hacer que se viva todo en un estado de atención sorprendente, después, la cosa cambia... desgraciadamente!!!! Volvemos a ser seres dormidos!!!! jejejeje

Besos,
elroperoabierto