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viernes, 19 de noviembre de 2010

Mara

“¿Dónde estás cuando más te necesito?”, eso fue lo que pensó Mara al verse perdida en una ciudad que apenas conocía. No era ni grande ni pequeña, ni divertida ni peligrosa. Era como un barrio grande, con muchas casas y pocas tiendas. Todo el mundo corría de un lugar a otro, sin mirar a nadie, pero mirándose las espaldas. ¿Miedo? Pensaba Mara cuando veía a la gente que miraba quién iba detrás suya.

Quizás se tendría que preocupar por eso, pero ese no era el momento. No, ahora lo que quería era encontrar una calle conocida cuanto antes. Una casa peculiar, un árbol curioso, una parada de autobús. Algo que la guiara.

Lejos de agobiarse, Mara empezó a disfrutar del paseo. Se dijo a si misma “más vale que me quede con los detalles por si vuelvo a pasar por aquí no creer que me he perdido”- Por que…¿y si había pasado ya por ahí pero no se acordaba?

¿Le podía haber pasado eso? Un pinchazo le revolvió el estómago. ¿Se estaba convirtiendo en una de ellos?, ¿estaría empezando a mirar solo las baldosas del suelo para no caerse y a sus espaldas para protegerse en vez de mirar las caras, las puertas, las hojas del suelo, los cubos de basura, las ardillas…?




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lunes, 18 de octubre de 2010

La decisión de Becca



Becca se levantó una mañana con la sensación de que todo el mundo le escondía algo.

No sabría explicar el porqué de este pensamiento, pero recordando conversaciones, uniendo datos se dio cuenta de que faltaban cosas. De que todo no resultaba una situación perfecta sino que había puntos oscuros de los que nunca se hablaba.

Quizás querían dejarla al margen de algo, ¿por qué no la creían lo suficientemente interesante o divertida? ¿O quizás por que creían que iba a juzgarlos y se negaban a enfrentarse a la verdad?

Lo peor de todo es que Becca se sentía miserable y sola, ¿por qué daba esa imagen? ¿de verdad no era lo suficientemente buena para nadie? O por lo menos para las personas que tenía en ese momento a su alrededor…

¿Debía dejarse vencer por gente a la que apenas conocía o por el contrario seguir hacia delante sin preocuparse por ellos?. Dura decisión.

La primera implicaba hacerse la tonta y seguir con el juego de ahora me interesas, ahora no. Ahora te digo a la cara que no quiero que estés con nosotros, ahora qué bien nos lo pasamos juntos, y por cierto lo de antes era broma. ¿Dónde está el límite? ¿Hasta dónde hay que aguantar?

La segunda opción, bueno por una parte era la mejor. Conlleva la mínima pérdida de honradez y el mayor ahorro de tiempo. Para qué perder el tiempo con gente a la que no le interesas o que simplemente no te valoran como eres.

Claro, que también podía ser que todo fuese una paranoia suya. Uno de esos cortocircuitos que le daban de repente y le hacían creer que era el centro del Universo…



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